Todo va fenomenal en mi embarazo. Después de todo lo que me
hicieron la semana pasada (que no fue más que lo normal, pero hiper-concentrado
en unos pocos días) puedo decir que he quedado muy tranquila y muy feliz. Ya
había comentado en algún post anterior que me han citado para el tocólogo ya
casi en la semana 14 de mi embarazo. La enfermera que me recibió allí comentó
que no sabía por qué a las embarazadas que ejercemos la libre elección y
cambiamos de centro hospitalario para llevar nuestro embarazo en Madrid nos
citan tan tarde. De hecho, al estar casi terminando mi primer trimestre, aún
había cosas pendientes y entraron las prisas.
Lo primero que me pasó es que yo acudí el lunes pasado un
tanto confusa a la consulta de tocología. Yo, primeriza perdida de la vida,
pensaba que me iban a hacer la eco de las 12 semanas allí mismo, también porque
como ya casi estaba de 14, no creía que pudiese ser para otra cosa. Pues no, el
tocólogo, queridas primerizas, te deriva a las ecografías, que en mi caso me
han hecho en el hospital. El tocólogo te recibe en el centro de especialidades
(así se llaman al menos en Madrid), y de ahí te deriva a ecografías que te
hacen en el hospital del que dependa ese centro (en mi caso, el Doce de
Octubre). Yo salí de la consulta de tocología con tanto papel nuevo, tantas instrucciones y tantas citas pendientes para ya mismo, que me sentí totalmente perdida. Para gestionar un poco todo este exceso de información siempre es una genial ayuda ir acompañada a estas citas, porque un cerebro hace lo que puede, y dos pueden un poco más, de lo que no se entera uno, quizás se haya pispado el otro... Entre mi pareja y yo reconstruimos la situación y resultó que más o menos sí que nos habíamos enterado.
Llegué a la consulta de tocología y la ginecóloga (muy
agradable, por cierto), me hizo unas cuantas preguntas, revisó los informes que
llevaba, análisis de sangre y de orina, y me hizo una mini-ecografía. Allí
tienen un ecógrafo que nada tiene que ver con los que te encuentras en el
hospital, en el centro de especialidades son mucho más “de andar por casa”, pero
a mí me pareció el mejor del mundo, porque en él pude ver por primera vez a mi
bichito. Se le veía muy bien, estaba sentadito y se le distinguía incluso los
huesecillos que estaban formando su columna, como una línea de puntos. Fue muy
emocionante, aunque breve. Mi pareja estuvo conmigo y pudimos verle los dos.
Esta mini-eco es la que tendrían que haberme hecho mucho antes para confirmar
el número de fetos y la correcta implantación. Como a mí me citaron tan tarde,
lo mío estaba ya avanzadísimo y se le vio a la primera y estupendamente.
Pero claro, había que hacer la ecografía seria, la “de
verdad”, la ginecóloga me dijo que me llamarían rápido porque me la había
solicitado como preferente. En efecto, el martes por la mañana me citaron para
el jueves. Antes de ir a la primera ecografía tienes que haberte hecho un
análisis de sangre que llaman cribado o triple screening, es importante que los resultados de este
análisis ya estén cuando vayas a la eco, porque es cruzando los datos de las
dos pruebas como te dicen el índice de riesgo de que tu bebito tenga síndrome
de down. Yo fui a la ginecóloga el lunes, el martes me sacaron sangre y el
jueves cuando fui a la ecografía los resultados ya estaban. Esto lo destaco
como reconocimiento al sistema público de salud, que muchas veces se piensa que
es lento e ineficaz, y para nada.
Total, que en el Doce de Octubre solo hacen ecografías por
la mañana, mi pareja trabaja, y don dos días de margen lo de pedir un día
estaba muy chungo. Llamé a mis padres por si querían darse una vuelta por
Madrid pero tenían el mismo problema con los trabajos, así que finalmente
enganché a mi suegra (enganchar suena mal, pero vino encantada desde
Extremadura a ver a su nietín o nietina). El jueves nos fuimos las dos al Doce.
Allí hay cinco ecógrafos y te van llamando por megafonía. Lo suyo es que pases
antes por la secretaría, que está frente a la puerta, porque aunque estés en la
lista, a las que van pasando las llaman antes. Había un buen retraso en todos
los ecógrafos (hay cinco) así que hubo que echarle paciencia, es probable que te
pegues allí buena parte de la mañana. Aun así, mereció mucho la pena. Cuando
por fin pasas, el médico te hace una serie de preguntas (básicamente, las
mismas que te viene haciendo la ginecóloga) y te tumbas en la camilla para que
te hagan la tan esperada eco. El primer rato el hombre dijo “vamos a ver que
todo está bien” y no me enseñó la pantalla. Supongo que porque si hay algún
problema muy visible la madre no se asuste, no sé. El caso es que la que más
vio a mi peque fue mi suegra. A mí me lo enseñó al final un ratito (que de
nuevo me supo a poco, pero lo disfruté mucho), y puso el latido del corazón unos segundos. Me emocioné
un poquito y eché mucho de menos al papá en ese momento, aunque iba en muy
buena compañía, pero es un momento que siempre que se pueda debería compartirse
con la pareja.
Ya me pude ir a casa con las fotos de mi chiqui en la mano.
Como estaba de 14 semanas, el médico se aventuró a decirme que tiene pinta de
ir a ser una nena, pero que eso me lo confirmarían en la ecografía morfológica
de la semana 20, que me han dado para el 20 de abril, así que no tendré que
esperar demasiado entre ecos, ventajas de empezar tarde. Yo tan ilusionada con
la posibilidad de que sea niña, pero lo que de verdad me quitó un peso de
encima fue cuando el médico me dijo que las posibilidades de que mi bebé
tuviera síndrome de down eran escasas. Ahí respiré. No era una posibilidad que
me obsesionara, pero reconozco que cuando te lo dicen, el alivio es grande.
El lunes siguiente (ayer) tuve otra cita con la ginecóloga
en el centro de especialidades para volver a tomarme la tensión, pesarme y ver
otro poquito a mi peque (en una semana le he visto tres veces). Esta vez se le
vio fenomenal el corazoncito, como latía. Como estas citas con por la tarde
aquí si estaba el papá, y fue una alegría poder verla otro ratito. Me
corroboraron que todo iba bien, que los datos del cribado y de la eco eran
positivos, y me recomendaron vitaminas con yodo porque tengo un poco alta la
tiroides, así que aunque empecé con Folidoce, ahora tomo Yodocefol, que tiene
ácido fólico como la primera, pero además yodo y b12.
En definitiva, estoy feliz de la vida, porque aunque me he
pasado una semana de médico a médico, todo han sido buenas noticias. Ahora ya
nos referimos al bebé como niña, aunque todavía podría darse el caso de que
resultara niño, pero digo yo, a todas las chicas hubo un día en que, durante el
embarazo de nuestras madres, se referían a nosotras como niños por la
imposibilidad de saber qué seriamos realmente. Y no nos ha pasado nada por
ello. Si luego la beba “decide” cambiar de sexo y en la semana 20 me aparece un
niño, pues será igual de bienvenido y de querido.
Próximamente contaré algo sobre el proceso de libre elección
hospitalaria en Madrid y sobre por qué escogí el Doce de Octubre como hospital
para llevar mi embarazo y parto. Creo que merece la pena porque el cambio me
está saliendo fenomenal y es un hospital donde estoy encontrando lo que buscaba.
Incluso puedo ir a sus clases de preparación al parto y pasar de las de la
matrona de mi centro de salud, que no me hace mucha gracia por seca y
pasota. Así que por si a alguien le viene
bien, lo cuento en el próximo capítulo de “primeriza perdida de la vida”.
Besotes :)
Qué guay! Me alegro de que todo vaya como la seda y de que tu bichito siga creciendo sin problemas y sanito, que eso es lo importante. Estaré atenta a tu próxima entrada, aunque Madrid me queda lejos (vivo en Canarias), pero siempre cuentas cosas muy interesantes.
ResponderEliminarUn besote
Gracias Helena!! Espero que pronto te pases a contarme que el tuyo ya está en camino ;)
ResponderEliminarYa me gustaría estar en Canarias ahora que al invierno le ha dado por volver... :S
Besos