jueves, 26 de febrero de 2015

Mi primer trimestre

Estoy a punto de cumplir mi primer trimestre de embarazo. A veces tengo tan pocos síntomas que creo que tengo embarazo psicológico. De hecho creo que hasta dentro de semana y media, cuando me hagan la primera eco y VEA y OIGA a mi peque, seguiré con esa impresión extraña de no saber muy bien qué está pasando.

Cada embarazo es un mundo, y eso lo entiendo ahora mejor que nunca. Veo a algunas amigas, embarazadas o mamás recientes, y cada una me cuenta una película distinta que va desde la comedia hasta el thriller, pasando por todos los géneros. La mía de momento es un coñazo de peli. Sosa per cómoda, eso sí. Con doce semanas de embarazo, no he vomitado ni una sola vez. Recuerdo esas imágenes enlatadas en lamente de todas de una embarazada abrazada al wc. Nada de eso. Este punto lo agradezco mucho. Alguna náusea aislada, pero ni siquiera fuerte.

Lo que si creo que cumplo es lo del apetito voraz que te lleva a comer por dos, aunque tampoco soy capaz de diferenciar hasta que punto como más, o simplemente me dejo llevar, ya que yo siempre he tenido muy buena boca, quizás el embarazo solo haya sido la excusa para dar rienda suelta a mi afición a la comida. Y es que todo me gusta, que le vamos a hacer. Eso sí, he cogido un asco tremendo a las albóndigas (contra las que nunca he tenido nada) y una afición nunca vista por los sandwiches mixtos, de los que me puedo zampar alegremente dos y tres al día. Primero de mis ridículos síntomas del embarazo. Creo que mi peli va más para comedia... La buena noticia es que pese a todo, he engordado apenas un kilo. Por primera vez la naturaleza se pone de mi parte en este tema, aunque precisamente ahora no me importaba engordar. Paradojas de la vida.

La somnolencia no la he podido evitar, creo que es el único síntoma que me ha dejado claro cristalino que algo había cambiado "de verdad". Me duermo por las esquinas. Siestas de dos horazas y vuelvo a dormirme a las once de la noche, yo que siempre he sido más bien noctámbula. Siestas "del burro", o minisiestas en la publicidad de una serie. Cualquier momento es bueno para una cabezadita. No obstante, me adscribo al sabio consejo de una buena amiga y madre veterana, hago caso a mi cuerpo y duermo (casi) sin remordimientos, pues se que dentro de seis meses, se acabó lo que se daba, y nunca volveré a dormir ni tanto, ni tan bien.

En el capítulo de antojos, a parte de los sandwiches mixtos, que bien se pueden considerar más adicción que antojo, unas semanas me dio por los saladitos, y en general me apetece mucha fruta fresca. El tema de la sed también es llamativo, tengo mucha más y mucho más intensa, además produzco bastante más saliva (esto me llamó mucho la atención), así que estoy todo el día empinando en codo, y no me muevo ni de habitación sin mi botella de agua.

Hubo un par de semanas en que lloraba por cualquier cosa y resultaba bastante gracioso. Ahí si que noté el barullo hormonal al que estaba siendo sometida. Pero como tengo tan pocos síntomas y en general me encuentro muy bien, cuando reconozco uno de ello, aunque sea ridículo o molesto, me alegro y todo. Llamadme rarita, pero me recuerdan que por ahí anda mi chiquitín o chiquitina y que de alguna forma se hace notar.

Síntomas a parte, este primer trimestre está siendo una etapa de crecimiento personal tremenda, probablemente de las más importantes de toda mi vida, auqneu después vendrán más relevantes aún. Estoy descubriendo nuevas facetas de mí misma, nuevas formas de entender la maternidad y el propio embarazo, y estoy aprendiendo muchísimo cada día. Creo que cuando el embarazo termine seré una mujer diferente, espero que mejor, y seguro que más completa :)


Mami Babú




jueves, 19 de febrero de 2015

La confirmación del embarazo

Enterarse del propio embarazo, según mi experiencia, se podría definir como una montana rusa de emociones, dudas, miedos, pánicos, pero sobre todo ilusiones. Aunque cabe destacar que no es lo mismo desear un embarazo que confirmar un embarazo. Cuando nosotros nos enteramos del positivo, después de meses fantaseando con la idea de tener un peque, de hablar mucho sobre el tema, de desear sentir las sensaciones del embarazo, yo de repente me quedé helada. Mi chico fue quien vió el test porque yo estaba muy nerviosa y no quería ni mirarlo. Si allí había dos rayitas, la vida tal y como la conocía iba a quedar atrás prácticamente en aquel instante, me parecía demasiado fuerte. El papi lo miró y me dijo: “somos tres”, y se echó a reír, porque suele partirse la caja cuando está muy nervioso y aquel día era para estarlo. Entonces vi el test y efectivamente, era positivo.

Yo llevaba una semana de retraso y me notaba extraña. No mareada pero si cansada. No vomitaba, pero sentía ascos de repente y sin venir a cuento. Me meaba a todas horas. Tenía insominio (que no tardaría mucho en convertirse en la narcolepsia que tengo ahora). En definitiva, notaba cambios en mi cuerpo. Habíamos ido a pasar las navidades con nuestras familias, lo que implica que el papi estaba en casa de su madre y yo en la de la mía, así queno me había dado por hacerme ningún test, aunque lo pensé varias veces. Quería darle una sorpresa al papi y se me ocurrieron maneras muy festivas y flamencas de darle la noticia, como envolverle el test y dejárselo en el zapato el día de Reyes, pero ya era tan evidente que algo había cambiado, que no pudimos esperar más, y el 3 de enero fuimos a comprar el test a la farmacia.

“Si sale que sí, es que sí. Si sale que no, te lo repites dentro de una semana”. Así de claro nos lo dejó la farmacéutica.

Se supone y se recomienda que se haga el test con la primera orina del día, que es la que tiene más concentración de la hormona que indica que estás embarazada (la gonadotropina). Yo no esperé porque tenía los nervios de punta y me lo hice a las tres de la tarde. Y salió en un par de minutos. Cuanto más retraso tienes, más concentración de hormona hay en la orina, y por lo tanto más detecta el test, por lo que en mi caso, con seis días de retraso, la línea de T se marcó poquito, pero se notaba que estaba marcada. Hace un mes y medio que hice el test y sigue marcada, aunque ambas se hayan borrado un poquito. Sobre el 25 de enero confirmé el embarazo con un test que me dieron en el centro de salud y la línea estaba mucho más marcada y salió casi al momento, tardó unos segundos. Espero que se aprecie bien en esta chustilla de fotos :)


Test del 3 de enero

Test del 25 de enero

Cualquier test de orina que compréis en la farmacia funciona igual: pones la parte absorvente en contacto con la orina (con el chorro, o desde un vaso) y cuando se haya empapado bien cierras el capuchón y esperas. El test que me dieron en el centro de salud no tiene capuchón y venía con una pipeta para recoger la orina y poner un par de gotas en el hueco blanco. El sistema de rayas es el mismo: hay una letra C, la raya que sale a su lado saldrá siempre, es la de control y se encarga de probar que el test funciona y absorve correctamente, si esta raya no sale, puede que el test esté mal y es mejor hacer otro diferente. La clave está en la línea junto a la T, si esa sale, y por lo tanto salen las dos, bebé al canto.

Después del test, el dilema: a quién se lo decimos, en qué orden, cuándo, cómo. Decidimos decirlo sólo a cuatro amigos íntimos en los días siguientes, pero a nadie más hasta que lo supieran los abuelos a los que, desde luego hay que darles la noticia en persona. Como nosotros no vivimos en la mis ma ciudad que nuestros padres, había que esperar tres semanas hasta la siguiente visita y cerrar el pico hasta entonces. A finales de enero, una vez informados los abuelos, se enteró algún que otro familiar de mucha confiazna y poquito más, porque al fin y al cabo el primer trimestre es delicado y preferimos esperar un poco más hasta levantar la veda informativa definitivamente. Ahora mismo, de dos meses y medio, estamos todavía en esa fase informativa.

Y no, no es lo mismo querer embarazarse que enterarse de que ya lo tienes encima. Alegría mucha, felicidad toda, pero nuevas sensaciones de responsabilidad que crecen cada día y que van transformando tu forma de ver la vida. Realmente los chavales despreocupados que éramos se quedaron atrás cuando vimos aquellas rallitas rosas. Lo que se nos viene encima en muy grande y asusta a la vez que te llena de felicidad, son sensaciones encontradas que aliñadas con un cocktail hormonal importante, hacen que de ninguna manera puedas sentirte la misma. Esas pequeñas líneas del test son las de salida de la carrera más importante de toda nuestra vida: la de convertirnos en los mejores padres que podamos llegar a ser para nuestro pequeñin o pequeñina. La carrera ya ha comenzado. A por ello. 

Mamá Babú

miércoles, 18 de febrero de 2015

Aprendiendo a ser mamá blogger :)

Bueno, después de mucho tiempo pensándolo, de muchos blogs leídos de cabo a rabo, y de observar cómo ayuda esto de tener un blog para compartir impresiones, reflexiones y experiencias sobre embarazo y maternidad, me he decidido a abrir el mío propio, a ver qué tal se da la cosa.


Imagen guiainfantil.com

Estoy embarazada de 11 semanas. Terminando el primer trimestre y supongo que como todas en este punto, llena de ilusión pero también de dudas, de algún que otro miedo e inseguridad... De toda la documentación que he encontrado y encuentro por internet, nada me ha venido tan bien como los blogs de madres y embarazadas. La experiencia directa contada con cercanía y sencillez es la mejor aportación y el mejor consejo, así que me dispongo a contar mis propias experiencias con la esperanza de que a alguien le vengan bien, y de entrar a compartir con más mujeres que se encuentran en esta etapa de la vida tan asombrosa que empieza en el embarazo.

Mi particular experiencia del embarazo en el primer trimestre está siendo en general buena. No he tenido síntomas especialmente molestos, he coleccionado los más llevaderos: un sueño mortal que me hace caer narcolépsica perdida a la primera de cambio (como tengo cierta libertad de horarios, no se me ha hecho duro), unas cuantas visitas al baño más de las habituales, ciertos cambios de humor (no demasiado estrambóticos, hasta ahora), y alguna naúsea aislada y de poca intensidad. Desde luego no puedo quejarme: ni una sola vomitona, ni siquiera ardor de estómago (y eso que le doy al picante cosa fina porque me encanta), ni un mareo, ni una migraña. Nada que haya impedido desarrollar una vida normal.

Imagen yasalud.com


Eso hasta el momento. Casi terminando el trimestre voy notando ciertos cambios. Los más significativos respecto a mi propio humor y estado de ánimo, me encuentro hipersensible, me echo a llorar a la mínima (yo, que nunca he destacado por ser de lágrima fácil), todo me afecta y me agobia cinco veces más. Soy consciente de que debe ser causa del cócktail hormonal que corre por mis venas, pero en mí desde luego es llamativo. Si no hay jamón york y yo quería un sandwich mixto, se me caen las lágrimas de frustración. Si alguien me da una contestación seca o maleducada, me deprimo para unas cuantas horas, que se me quema o estropea un plato, a llorar la gota gorda. Todo muy absurdo y muy chocante con la persona serena y pragmática que solía ser yo. Pero bueno, pasará, hay que tomárselo con filosofía.

Barriga, lo que se dice barriga, aún nada. El papá dice que sí, pero yo creo que es más bien retención de líquidos e hinchazón, que no deja de ser un comienzo... Como yo ya tenía un pequeño flotador de serie, ya no se qué es barriga de embarazada y qué es mi barriguilla de tapitas y cañas XD.

Mis médicos pasan de mí, es una realidad que me está costando asumir pero es así. Mi matrona es un ser absurdo al que algún día dedicaré una entrada, pero que para introducirnos servirá decir que debe tener tanta vocación para su trabajo como mi gato para la mecánica cuántica. Mi médico de cabecera mola, es modelo hippy "todovabien" y me tranquiliza, pero según ella estoy en una edad óptima para que el embarazo vaya genial, con lo cual me manda los análisis de sangre y orina para la semana 11, todo sin prisas. Al ginecólogo no le veré el pelo hasta la semana 14, y todavía nadie en mi centro de salud ha conseguido confirmarme si me hará o no la ecografía que se supone es en la 12. Yo supongo que sí, y estoy tranquila porque (por mi cuenta) me he informado de que lo de las ecografías no es tan matemático como puede parecer a una primeriza, y que no pasa nada si se hace un poco más tarde, pero habría agradecido un poquitín más de información. No obstante mi matrona ha hecho de todo menos informarme, y se supone que ese es su trabajo. Menos mal que estudiar periodismo me va a servir para algo al final: para documentarme correctamente en esta etapa de intrigas y desinformaciones.


Viñeta de Olga Berrios

No tengo trabajo, y por primera vez en mi vida he tenido que "alegrarme" por ello. Según mi médico estoy es una ventaja no tener que batallar con jefes por las necesidades especiales de una mujer embarazada. Estoy de acuerdo, pero sigue sin parecerme una ventaja en sí no tener curro. Lo que me parecería una tremenda ventaja sería tener trabajo, y además unos buenos y sólidos derechos laborales, pero se ve que no se puede tener todo en la vida. Realmente si tengo trabajo, de sobra. Lo que no tengo es sueldo. Por lo pronto este primer embarazo y los primeros años de mi peque los voy a pasar trabajando mi tesis doctoral.

Tengo tremendas ganas de la primera ecografía para poder ver y oír a mi bichito, aunque aún me quedan algo más de un par de semanas. Por supuesto también estoy ansiosa por saber el sexo y comenzar a llamarle por su nombre, aunque he descubierto que aquello de "mientras venga bien, da igual lo que sea", no era una frase hecha ni un tópico, sino una realidad que finalmente he hecho mía. De momento y hasta saber más cositas sobre mi peque, me dedico a cuidarme y trabajo el apego con mi bebé a través de la meditación y el yoga, que ya practicaba antes de quedarme embarazada, y viene de lujo. Otro día os cuento cositas sobre esto.

A medida que escribo los temas van saliendo solos y son muchos de los que me gustaría ir hablando: conciliación embarazo-maternidad-estudios, matronas, porteo, pañales de tela y otros aspectos de la crianza que me interesan mucho (y aún no he puesto en práctica), ecografías 3D, DIY, apego, meditación y yoga en el embarazo, familia y pareja. En fin, muchísimos. Pero como tengo cuerda para rato y acabo enrrollándome, esta primera entrada la dejamos aquí, y ya vendrán muchas más.



Saludos de Mamá Babú, y bienvenid@s :)

viernes, 13 de febrero de 2015

"Parir sin dolor". Charlas de Consuelo Vélez-Frías

Parir sin dolor no es exactamente un libro, sino una recopilación de cinco charlas perfectamente aplicables a una preparación al parto. Se lee en un ratejo, ya que son solo 30 páginas, pero la información que contienen en tan poco espacio me ha parecido tan valiosa que me veo obligada a compartirla.

En primer lugar, cabe destacar que yo misma, primípara perdida que soy, tengo mis dudas sobre que pueda tener un parto sin dolor como el que plantea la autora, más bien creo que sentiré dolor con toda seguridad, pero eso no quita que crea que, yendo correctamente informada al parto, seré capaz de hacerle frente, al menos sin miedo. Es decir: el dolor se tiene que pasar, pero si sabes por qué se produce, qué función tiene, y te enfrentas a él con cierta serenidad, puedes tener muchas posibilidades de vivir un parto en plenitud física y psicológica, sinq ue el miedo decida por tí, sin tensiones añadidas e innecesarias.

Creo que el texto de Vélez-Frías empodera a ese nivel: explica con claridad todo el proceso fisiológico (que no patológico, no es una enfermedad) del parto. Incluso lo ilustra con fichas muy didácticas para que no quede duda alguna. Explica las respiraciones que pueden ayudar a sobrellevar el dolor, métodos de relajación, formas de pujar, de sobrellevar el proceso de dilatación, y de evitar dañor en el periné como desgarros o episiotomías. Todo esto, en treinta páginas, está claro que no resulta lo profundo que muchas esperaríamos, y en algunos temas se pasa muy por encima. La buena noticia es que la misma autora, matrona experimentada y muy reconocida defensora del parto natural, nos dejó otros relatos más detallados, como su libro Parir sin miedo, que ya estoy pensando en adquirir y merendarme en cualquier momento. En esta primera toma de contacto con su literatura, Consuelo me ha cautivado.

He echado de menos un poco de información relacionada con el alumbramiento de la placenta (por poner alguna pega). El final de los escritos se centra en la preparación de las cosas del bebito o la bebita para el hospital, y no es información que esté de más, ya que yo me he enterado de cosas en las que no había reparado (como en que la ropita de primeras puestas hay que lavarla, y no llevarla directamente salida de la tienda). No obstante, yo habría incluído, qué sé yo, un párrafo sobre qué pasa después del nacimiento del bebé en sí, cómo se expulsa la placenta, cómo y cuándo se debe cortar el cordón, cómo son los cuidados post-parto. De todas formas no me preocupo, se que voy a encontrar todo eso y más en el libro, y aún me quedan más cosas de Consuelo Vélez-Frías por leer, así que no voy a pecar de impaciente y cerraré diciendo que estas treinta páginas son una perfecta ventana para un primer vistazo al mundo del parto natural, no medicalizado y empoderado. Muy recomendable.

Si alguien quiere el documento, que no dude en pedírmelo en el email lamamibabu@gmail.com, o en los comentarios de esta misma entrada. Se lo haré llegar encantada.


Abrazos,
Mami Babú

jueves, 12 de febrero de 2015

“Cómo comienza la vida”, con Mónica Geller



En mi insaciable obsesión por informarme a fondo sobre todo lo que tenga que ver con embarazo y parto, me he topado con este documental de Discovery Channel: "Cómo comienza la vida". Es un documental ameno y corto, de apenas 45 minutos, así que vale para un rato muerto, una siesta…

De este tipo de documentales, de los que ya he visto varios, siempre me sorprende algo nuevo. En este caso la primera sorpresa me la llevé con la locutora y presentadora: ni más ni menos que Courtney Cox (Mónica, de Friends). Eso para mí era una buena carta de presentación porque soy una fanática de Friends, así que la simpatía hacia el documental creció de repente, incluso pese al doblaje, de la versión que hay en Youtube. 

Bueno, pues el documental cuenta en paralelo la historia de tres embarazadas y va intercalando con aspectos biológicos referentes a la formación de los bebés. Culmina con los partos de las protagonistas y sus particularidades: un parto inducido, un parto con riesgo de cesárea de urgencia, y un parto “normal” (si es que hay alguno normal, cada parto es un mundo). 

En algún momento del documental hacen un experimento muy bonito sobre las reacciones de los bebés a la música que les ponen a través de unos auriculares sobre las panzas de sus mamis. Sorprendente, sin duda un momento para sonreír. Se puede ver a los bebitos a través de ecografías en 3D, que aunque a mí personalmente no me gustan mucho porque parecen personajes de los Simpson, reconozco que merecía la pena verlos en amarillo para poder apreciar sus muecas. Increíble. Fue mi momento favorito del documental. 

Sobre la batalla sin cuartel entre espermatozoides y el entorno vagina-cérvix-útero, no puedo decir que me resultase sumamente interesante, pero no porque no lo fuera sino porque yo quería aprender cosas sobre el embarazo, ya que yo ya estoy en esa etapa. En mi caso esa batalla ya fue librada, pero si es verdad que hay información y curiosidades que puede ser interesante para favorecer la fertilidad, y por lo tanto puede ser útil para mujeres que quieran quedarse embarazadas.  

En definitiva, recomiendo el documental, aunque no es de los más completos que haya visto, sí que es sintético y lo importante está bien explicado. Obviamente por la cuestión tiempo, no hay un exceso de detalles que sí puede haber en otras películas, pero como primera toma de contacto con este tipo de información no está nada mal. Además no necesitamos mucho tiempo para verlo, y no se si lo había dicho pero… ¡¡Sale Mónica Geller!! XD


Mamá Babú :)