miércoles, 18 de febrero de 2015

Aprendiendo a ser mamá blogger :)

Bueno, después de mucho tiempo pensándolo, de muchos blogs leídos de cabo a rabo, y de observar cómo ayuda esto de tener un blog para compartir impresiones, reflexiones y experiencias sobre embarazo y maternidad, me he decidido a abrir el mío propio, a ver qué tal se da la cosa.


Imagen guiainfantil.com

Estoy embarazada de 11 semanas. Terminando el primer trimestre y supongo que como todas en este punto, llena de ilusión pero también de dudas, de algún que otro miedo e inseguridad... De toda la documentación que he encontrado y encuentro por internet, nada me ha venido tan bien como los blogs de madres y embarazadas. La experiencia directa contada con cercanía y sencillez es la mejor aportación y el mejor consejo, así que me dispongo a contar mis propias experiencias con la esperanza de que a alguien le vengan bien, y de entrar a compartir con más mujeres que se encuentran en esta etapa de la vida tan asombrosa que empieza en el embarazo.

Mi particular experiencia del embarazo en el primer trimestre está siendo en general buena. No he tenido síntomas especialmente molestos, he coleccionado los más llevaderos: un sueño mortal que me hace caer narcolépsica perdida a la primera de cambio (como tengo cierta libertad de horarios, no se me ha hecho duro), unas cuantas visitas al baño más de las habituales, ciertos cambios de humor (no demasiado estrambóticos, hasta ahora), y alguna naúsea aislada y de poca intensidad. Desde luego no puedo quejarme: ni una sola vomitona, ni siquiera ardor de estómago (y eso que le doy al picante cosa fina porque me encanta), ni un mareo, ni una migraña. Nada que haya impedido desarrollar una vida normal.

Imagen yasalud.com


Eso hasta el momento. Casi terminando el trimestre voy notando ciertos cambios. Los más significativos respecto a mi propio humor y estado de ánimo, me encuentro hipersensible, me echo a llorar a la mínima (yo, que nunca he destacado por ser de lágrima fácil), todo me afecta y me agobia cinco veces más. Soy consciente de que debe ser causa del cócktail hormonal que corre por mis venas, pero en mí desde luego es llamativo. Si no hay jamón york y yo quería un sandwich mixto, se me caen las lágrimas de frustración. Si alguien me da una contestación seca o maleducada, me deprimo para unas cuantas horas, que se me quema o estropea un plato, a llorar la gota gorda. Todo muy absurdo y muy chocante con la persona serena y pragmática que solía ser yo. Pero bueno, pasará, hay que tomárselo con filosofía.

Barriga, lo que se dice barriga, aún nada. El papá dice que sí, pero yo creo que es más bien retención de líquidos e hinchazón, que no deja de ser un comienzo... Como yo ya tenía un pequeño flotador de serie, ya no se qué es barriga de embarazada y qué es mi barriguilla de tapitas y cañas XD.

Mis médicos pasan de mí, es una realidad que me está costando asumir pero es así. Mi matrona es un ser absurdo al que algún día dedicaré una entrada, pero que para introducirnos servirá decir que debe tener tanta vocación para su trabajo como mi gato para la mecánica cuántica. Mi médico de cabecera mola, es modelo hippy "todovabien" y me tranquiliza, pero según ella estoy en una edad óptima para que el embarazo vaya genial, con lo cual me manda los análisis de sangre y orina para la semana 11, todo sin prisas. Al ginecólogo no le veré el pelo hasta la semana 14, y todavía nadie en mi centro de salud ha conseguido confirmarme si me hará o no la ecografía que se supone es en la 12. Yo supongo que sí, y estoy tranquila porque (por mi cuenta) me he informado de que lo de las ecografías no es tan matemático como puede parecer a una primeriza, y que no pasa nada si se hace un poco más tarde, pero habría agradecido un poquitín más de información. No obstante mi matrona ha hecho de todo menos informarme, y se supone que ese es su trabajo. Menos mal que estudiar periodismo me va a servir para algo al final: para documentarme correctamente en esta etapa de intrigas y desinformaciones.


Viñeta de Olga Berrios

No tengo trabajo, y por primera vez en mi vida he tenido que "alegrarme" por ello. Según mi médico estoy es una ventaja no tener que batallar con jefes por las necesidades especiales de una mujer embarazada. Estoy de acuerdo, pero sigue sin parecerme una ventaja en sí no tener curro. Lo que me parecería una tremenda ventaja sería tener trabajo, y además unos buenos y sólidos derechos laborales, pero se ve que no se puede tener todo en la vida. Realmente si tengo trabajo, de sobra. Lo que no tengo es sueldo. Por lo pronto este primer embarazo y los primeros años de mi peque los voy a pasar trabajando mi tesis doctoral.

Tengo tremendas ganas de la primera ecografía para poder ver y oír a mi bichito, aunque aún me quedan algo más de un par de semanas. Por supuesto también estoy ansiosa por saber el sexo y comenzar a llamarle por su nombre, aunque he descubierto que aquello de "mientras venga bien, da igual lo que sea", no era una frase hecha ni un tópico, sino una realidad que finalmente he hecho mía. De momento y hasta saber más cositas sobre mi peque, me dedico a cuidarme y trabajo el apego con mi bebé a través de la meditación y el yoga, que ya practicaba antes de quedarme embarazada, y viene de lujo. Otro día os cuento cositas sobre esto.

A medida que escribo los temas van saliendo solos y son muchos de los que me gustaría ir hablando: conciliación embarazo-maternidad-estudios, matronas, porteo, pañales de tela y otros aspectos de la crianza que me interesan mucho (y aún no he puesto en práctica), ecografías 3D, DIY, apego, meditación y yoga en el embarazo, familia y pareja. En fin, muchísimos. Pero como tengo cuerda para rato y acabo enrrollándome, esta primera entrada la dejamos aquí, y ya vendrán muchas más.



Saludos de Mamá Babú, y bienvenid@s :)

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