jueves, 19 de febrero de 2015

La confirmación del embarazo

Enterarse del propio embarazo, según mi experiencia, se podría definir como una montana rusa de emociones, dudas, miedos, pánicos, pero sobre todo ilusiones. Aunque cabe destacar que no es lo mismo desear un embarazo que confirmar un embarazo. Cuando nosotros nos enteramos del positivo, después de meses fantaseando con la idea de tener un peque, de hablar mucho sobre el tema, de desear sentir las sensaciones del embarazo, yo de repente me quedé helada. Mi chico fue quien vió el test porque yo estaba muy nerviosa y no quería ni mirarlo. Si allí había dos rayitas, la vida tal y como la conocía iba a quedar atrás prácticamente en aquel instante, me parecía demasiado fuerte. El papi lo miró y me dijo: “somos tres”, y se echó a reír, porque suele partirse la caja cuando está muy nervioso y aquel día era para estarlo. Entonces vi el test y efectivamente, era positivo.

Yo llevaba una semana de retraso y me notaba extraña. No mareada pero si cansada. No vomitaba, pero sentía ascos de repente y sin venir a cuento. Me meaba a todas horas. Tenía insominio (que no tardaría mucho en convertirse en la narcolepsia que tengo ahora). En definitiva, notaba cambios en mi cuerpo. Habíamos ido a pasar las navidades con nuestras familias, lo que implica que el papi estaba en casa de su madre y yo en la de la mía, así queno me había dado por hacerme ningún test, aunque lo pensé varias veces. Quería darle una sorpresa al papi y se me ocurrieron maneras muy festivas y flamencas de darle la noticia, como envolverle el test y dejárselo en el zapato el día de Reyes, pero ya era tan evidente que algo había cambiado, que no pudimos esperar más, y el 3 de enero fuimos a comprar el test a la farmacia.

“Si sale que sí, es que sí. Si sale que no, te lo repites dentro de una semana”. Así de claro nos lo dejó la farmacéutica.

Se supone y se recomienda que se haga el test con la primera orina del día, que es la que tiene más concentración de la hormona que indica que estás embarazada (la gonadotropina). Yo no esperé porque tenía los nervios de punta y me lo hice a las tres de la tarde. Y salió en un par de minutos. Cuanto más retraso tienes, más concentración de hormona hay en la orina, y por lo tanto más detecta el test, por lo que en mi caso, con seis días de retraso, la línea de T se marcó poquito, pero se notaba que estaba marcada. Hace un mes y medio que hice el test y sigue marcada, aunque ambas se hayan borrado un poquito. Sobre el 25 de enero confirmé el embarazo con un test que me dieron en el centro de salud y la línea estaba mucho más marcada y salió casi al momento, tardó unos segundos. Espero que se aprecie bien en esta chustilla de fotos :)


Test del 3 de enero

Test del 25 de enero

Cualquier test de orina que compréis en la farmacia funciona igual: pones la parte absorvente en contacto con la orina (con el chorro, o desde un vaso) y cuando se haya empapado bien cierras el capuchón y esperas. El test que me dieron en el centro de salud no tiene capuchón y venía con una pipeta para recoger la orina y poner un par de gotas en el hueco blanco. El sistema de rayas es el mismo: hay una letra C, la raya que sale a su lado saldrá siempre, es la de control y se encarga de probar que el test funciona y absorve correctamente, si esta raya no sale, puede que el test esté mal y es mejor hacer otro diferente. La clave está en la línea junto a la T, si esa sale, y por lo tanto salen las dos, bebé al canto.

Después del test, el dilema: a quién se lo decimos, en qué orden, cuándo, cómo. Decidimos decirlo sólo a cuatro amigos íntimos en los días siguientes, pero a nadie más hasta que lo supieran los abuelos a los que, desde luego hay que darles la noticia en persona. Como nosotros no vivimos en la mis ma ciudad que nuestros padres, había que esperar tres semanas hasta la siguiente visita y cerrar el pico hasta entonces. A finales de enero, una vez informados los abuelos, se enteró algún que otro familiar de mucha confiazna y poquito más, porque al fin y al cabo el primer trimestre es delicado y preferimos esperar un poco más hasta levantar la veda informativa definitivamente. Ahora mismo, de dos meses y medio, estamos todavía en esa fase informativa.

Y no, no es lo mismo querer embarazarse que enterarse de que ya lo tienes encima. Alegría mucha, felicidad toda, pero nuevas sensaciones de responsabilidad que crecen cada día y que van transformando tu forma de ver la vida. Realmente los chavales despreocupados que éramos se quedaron atrás cuando vimos aquellas rallitas rosas. Lo que se nos viene encima en muy grande y asusta a la vez que te llena de felicidad, son sensaciones encontradas que aliñadas con un cocktail hormonal importante, hacen que de ninguna manera puedas sentirte la misma. Esas pequeñas líneas del test son las de salida de la carrera más importante de toda nuestra vida: la de convertirnos en los mejores padres que podamos llegar a ser para nuestro pequeñin o pequeñina. La carrera ya ha comenzado. A por ello. 

Mamá Babú

No hay comentarios:

Publicar un comentario